La importancia de la persistencia para los propietarios de salones y spas

Liderar un salón de belleza no es muy diferente de entrenar en el gimnasio…

Si no lo haces desde hace tiempo, al principio te costará. Sin embargo, después de un par de entrenamientos, el cuerpo consigue adaptarse al esfuerzo. De esa forma le puedes pedir siempre más.

Se trata de dar el máximo, recuperarse y dar el máximo otra vez.

En un salón de belleza, eso se traduce en aplicar un cierto nivel de estrés positivo, capaz de inspirar al equipo y llevarlo a un nivel superior de rendimiento.
Aplicar estrés positivo en tu día a día funciona únicamente si la recompensa vale la pena. Cuando la persistencia no está directamente relacionada con el objetivo, se transforma en simple esfuerzo y trabajo.

En calidad de propietario de tu salón funcionas exactamente como un engranaje y, los miembros de tu equipo, son los elementos que componen la maquinaria. Sin engranajes una maquina no puede funcionar, así que tu rol es fundamental para que todo funcione de la forma correcta. Aquí es donde entra en juego la importancia de la persistencia.

A continuación encontrarás algunos consejos que te ayudarán a canalizar eficazmente la persistencia para mejorar los resultados de tu salón de belleza.

Llega al máximo y adáptate:

– Siente el esfuerzo, intenta llegar al máximo y luego adáptate al resultado. Una vez adaptado, empuja otra vez y llega un poco más allá. La persistencia requiere algo de “sudor”; no se puede conseguir el éxito sin trabajar duro.
– Un líder fija los objetivos y tiene que actuar como un director de orquesta para mantener el equipo al paso.
– El equipo también tiene que sentirse motivado a dar el máximo. Su crecimiento tiene que ser constante.
– Un líder que no se esfuerza y no pretende esfuerzo de parte de sus colaboradores, nunca será capaz de crear algo “extraordinario”.

Ganar y no llorar…:

– Ser propietario de un salón de belleza no es cosa de tímidos o débiles. Hace falta una gran determinación para conseguir grandes resultados.
– Ofrecer siempre un servicio excelente y gestionar el equipo, requiere una atención constante.
– En un salón de belleza no existe el “piloto automático”. Todo trabajo tiene que hacerse manualmente y a conciencia.
– En el momento en que dices: “Pero, ¿por qué no pueden simplemente hacer su trabajo?” te transformas en perdedor. ¡Poco llorar y a ganar!

La maquinaria requiere mantenimiento:

– Los empleados siempre trabajan compartiendo energía. Los líderes infunden esa energía.
– Un empleado pide ser motivado e inspirado a diario. Reunirse con tu equipo con una cierta frecuencia es fundamental. Si no te gustan las reuniones y crees que no sean necesarias, estás equivocado. La comunicación es la herramienta más importante que tengas a tu alcance.
– Los empleados necesitan ser recordados a menudo acerca de su objetivo. La visión empresarial no es una placa de metal pegada a la pared, sino una filosofía que todos tienen que compartir dentro de la organización.

Mantén el motor afinado:

– Un líder puede distraerse, cansarse, sentirse agotado o equivocarse. Eso pasa. Sin embargo, reconocer ese estado negativo es importante para evitar que se contagie a todo el equipo. Si el líder se encuentra mal, todo el equipo acaba por sentirse mal y desmotivado.
– Si sientes que mantener el motor afinado te resulta demasiado difícil en un determinado momento, pide ayuda a un mentor o a un business coach.

Sé un entrenador implacable:

– Ser líder significa establecer una conexión a diario con los miembros de tu equipo. Hay personas que componen tu equipo en este momento que necesitan ayuda, una guía, un consejo, una demostración de confianza. A veces un simple: “¡Buen trabajo!” es suficiente para infundir ánimo y motivación.
– Ser un buen entrenador significa tener el valor de salir de tu zona de confort. Si eres el primero en dar el ejemplo, la mayor parte de las personas que componen tu equipo hará lo mismo. Eres una inspiración para ellos; que no se te olvide.
– Cada vez que un nuevo cliente entra en tu salón de belleza, vuelve a abrirse el telón del escenario. Como en cada obra de teatro, hay miles de cosas que pueden salir mal. Tú eres el director de esa obra, y la responsabilidad de que todo funcione a la perfección, está en tus manos.

Todos remando con el mismo rumbo:

– El trabajo en equipo significa empujar y tirar todos hacia la misma dirección.
– En el momento en que un estilista de tu equipo piense que sólo tiene que centrarse en el cliente que está cuidando en ese momento, ya se está saliendo del concepto de trabajo en equipo. Los clientes son de todos, y el resultado, que sea bueno o malo, es la consecuencia de un trabajo hecho por todos a la vez.
Ahora, ha llegado tu turno. ¿Serás capaz de ser lo suficientemente persistente como para alcanzar el éxito?

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